
Comenzar una práctica de meditación puede parecer intimidante, especialmente si tu mente no para ni un segundo. Pero la buena noticia es que no necesitas ser experto ni tener una mente en blanco para meditar. Solo necesitas dar el primer paso… y mantenerlo con suavidad.
¿Por qué nos cuesta tanto empezar a meditar?
Muchas personas creen que meditar es dejar de pensar o alcanzar un estado de paz absoluta. Esto genera frustración, ya que en la práctica real, la mente sigue activa. Meditar no es dejar de pensar, es observar los pensamientos sin engancharse.
Paso a paso: cómo empezar a meditar desde cero
Aquí tienes una guía simple para comenzar:
1. Encuentra tu espacio: no necesitas un templo, solo un rincón tranquilo donde te sientas cómodo/a.
2. Elige una postura cómoda: sentado/a con la espalda recta, en silla o cojín.
3. Respira: inhala y exhala con atención. Tu respiración será tu ancla.
4. Pon un temporizador: comienza con 5 minutos diarios.
5. Sé amable contigo: si te distraes, vuelve a la respiración sin juicio.
Qué esperar en las primeras sesiones
Al inicio, es normal sentir incomodidad, aburrimiento o incluso resistencia. Es parte del proceso. Lo importante es persistir sin exigirte demasiado. Cada vez que vuelves a tu respiración, estás fortaleciendo tu práctica.
El secreto para no rendirte
Haz de la meditación un hábito sagrado. Puedes vincularla a rutinas diarias como al despertar o antes de dormir. No necesitas hacerlo perfecto, solo necesitas hacerlo.
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